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EL HUACHICOL Y EL DESABASTO DE HONESTIDAD

Cortesia de Isidro Galicia/ÁGORA DEBATE.
Publicado en Agora Debate el 8 de enero 2019

Por tres sexenios el robo de combustible se constituyó como el gran negocio al margen de la ley y al amparo del poder.
Donde funcionarios federales, directivos de PEMEX y concencionarios de los hidrocarburos encubaron el delito más rentable de las últimas décadas.
Sin restricciones para sustraer gasolinas de los ductos de la empresa petrolera, el huachicoleo se consolidó como el “negocio” del siglo en México.
La reciente denuncia pública del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador donde advirtió el modus operandi de las bandas criminales que se apropiaron de la distribución, abastecimiento y venta de las gasolinas en el país, expresó la dimensión de la corrupción y de la complicidad desde el gobierno.
Obviamente la capacidad de controlar la venta de gasolina y sustraerla ilegalmente no hubiera trascendido sin el acompañamiento de actores estratégicos que operaban en la absoluta impunidad.
Una empresa paralela a la de PEMEX se gestó bajo la protección de grupos políticos y de poder, quienes obtuvieron ganancias incalculables y dañaron el patrimonio nacional con pérdidas millonarias que debilitaron la rentabilidad y las finanzas de Petróleos Mexicanos en los recientes años.
Ante las medidas impuestas por el actual gobierno de México, el país transita por un severo desabasto que ha ocasionado una desproporcionada crítica en contra de Obrador y de su gobierno.
Reconstruir el andamiaje de la legalidad será un proceso lento, quizá con errores, y en donde el actual gobierno de México deberá explicitar con puntualidad este proceso de cambio, aun con las resistencias sociales y políticas que esto implica.
Haber detectado al gigante de la corrupción y en una entidad central para el desarollo nacional, no solo expuso a quienes alentaron el delito, sino que protegidos por el manto de la impunidad o desde el poder, atentaron contra el patrimonio mexicano.
Sectores sociales se asumen agraviados, debido al desabasto de combustible. Asignándole causas de ideológicas y políticas al presunto “hierro” del gobierno de Obrador.
Casi 20 años después del usufructo ilegal de gasolinas en el país, la decisión de terminar con esta práctica delictiva, implica un amplio sentido de la responsabilidad de quienes visibilizaron el grave conflicto y de quienes ahora se asumen agredidos por la inmensas filas para cargar gasolina a sus vehículos.
El agravio a México está hecho, no obstante de las acciones emprendidas por el gobierno de México para combatir la corrupción, el ajuste administrativo y operativo de PEMEX deberá transitar por un periodo de cierta incertidumbre, motivada por la irresponsabilidad de quienes se coludieron y enriquecieron a costa de la criminalidad.
Como miles de mexicanos, ante las actuales circunstancias será insuficiente la denuncia pública y de presunción de posible daño a la riqueza del país.
Existen presuntos culpables que aun gozan de la impunidad.

Sin velos legales la autoridad debe actuar.
El huachicoleo es una de las tantas historias tejidas por la corrupción.
Las consecuencias se están asumiendo y el daño empieza a repararse.

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