El camino a la transición en Michoacán
Escribe: Javier Lozano Gamiño
En septiembre de este año, comienza el proceso electivo para de ir definiendo los mecanismos y los procesos internos ante los órganos correspondientes (IEM) con miras al ejercicio democrático que viviremos los michoacanos en el 2021. Es posible que para muchos, sea el momento más esperado, por lo menos desde hace 4 años que se descarriló el PRD a nivel Nacional (anacronismo); ahí, aparecieron numerosos capítulos imborrables en la memoria histórica de todos aquellos actores que a través de la lucha social, fueron una fracción fundamental del semillero de la corriente progresista en Michoacán. De manera paralela, se asemejó el rotundo fracaso de la administración actual que en reiteradas ocasiones desconsideró la enorme base social que constituían los principales cuadros del perredismo en el Estado; entre ellos, la relación ambigua con las organizaciones sociales y sindicatos que, en su periodo, constituyeron parte sustancial del bastión del sol azteca.
Eso consolidó que se acelerara la inclinación al movimiento que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador. Aquí, en Michoacán, no existe ninguna duda que, el PRD, está viviendo sus últimos momentos como instituto político; ese patrón, vino a reforzar la concepción que reafirmó la metodología de diversos estudios de evaluación cuantitativa. Por ello, sin menospreciar el bajo rendimiento que ha tenido la oposición— también en el territorio, Morena tiene las condiciones dadas para ganar la gubernatura— con un alto porcentaje de diferencia. Años atrás, hubiéramos configurado un escenario diferente; sin embargo, el perredismo empujó crecientemente a esfumar la idea absurda y quimérica de retener la administración.
Pero, el punto quizá más alto de inflexión, se matizó en la decadencia gradual que reflejó la caída de popularidad del mandatario michoacano, quien perdió muchísima presencia en el Estado, debido a que las mayorías estamos coincidido que, en lo que va de la gestión, no hemos visto una mejoría en los elementos que generalmente se encuentran desprotegidos, como es el caso de la educación, y la relación con el sector magisterial. Asimismo, es posible observar que la crisis se ha agudizado en el contexto económico y laboral. A través de eso, se acumuló desde hace ya un tiempo, la idea irrefutable que viene demostrando la transición inminente que vivirá Michoacán en 2021.
Ante esa premisa, Michoacán insoslayablemente demanda un perfil de mucha experiencia; que domine el Estado para generar expectativas claras y definidas. Este liderazgo puede encontrarse en un personaje que finalmente conozca los rincones de la geografía, y sepa canalizarlos hacia el crecimiento económico, partiendo de que Michoacán, sujeta un abanico extenso de riquezas naturales. Por otro lado, el territorio requiere de un actor conciliador que venza las barreras y logre la conciliación son sector educativo, que siempre ha constituido uno de los enormes retos de cualquier administración. Al igual, apostarle a la inversión que pueda producir empleos que, indudablemente, es uno de los rubros en el que se tiene que inyectar propuestas a miles de profesionistas que egresan de la máxima casa de estudios: la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de igual forma, de muchas instituciones de nivel superior cuya calidad siembre va a la vanguardia.
Aunado a ello, el Estado busca un referente que establezca una agenda política cercana a los excesivos problemas que aun figuran en las tareas inconclusas como un esquema pedagógico de calidad; una infraestructura que se adapte a las necesidades y las circunstancias de cada ambiente de enseñanza; lo mismo, un fortalecimiento al sistema de salud, que ha sido la piedra angular en decadencia; combatir el lastre de la corrupción que, por décadas, se ha arraigado en todo el país. Y algo medular: colocar al territorio aún más como un corredor turístico extenso, dominante, en el que los visitantes se enamoren de la belleza natural de sus costas. Imposible no recordar Maruata, Pichilinguillo, Faro de Bucerías, San Juan de Alima, así como los municipios históricos de Morelia, Apatzingán, Pátzcuaro, y Churumuco el Viejo (donde hay una iglesia bajo el agua), un bello paisaje que se encuentra anclado al sur de la geografía donde el Siervo de la Nación (José María Morelos) fue párroco.
Ahora bien, consideramos que la clave en ese rostro que requiere inminentemente Michoacán, sea alguien con muchísima experiencia en la administración pública; que tenga una lectura nítida y eficaz para resarcir los enormes contrastes que aún existen; al igual, un enorme cariño por el Solio de Ocampo.
Por lo pronto el auge que actualmente vive Morena en todo el país y en Michoacán, visualizó un clima efervescente que ha sido previsible descifrar como alentador; por ello, nos atrevemos a ir adelantando el escenario que intensificará la elección intermedia del 2021, en el que en estos momentos, se ha ido forjando el sendero con miras hacia la transición. Puede parecer un disparate o no, pero en términos porcentuales, el movimiento regeneración nacional, vivirá una apoteosis que ya comienza a palpitarse en la medida que el gobierno actual pierde a pasos a agigantados el poder de convocatoria.
El camino a la transición en Michoacán, está prácticamente en la antesala y el clima se alista porque los michoacanos estamos ansiosos de una mejora integral.
Se asoma con mucha fuerza el “Cachorro de Churumuco”: un perfil que ha dominado todos los estudios de evaluación desde que inició este ejercicio metodológico. El Senador Cristóbal Arias Solís, ha generado una expectativa enorme para rescatar Michoacán de la debacle. El fervor comienza a palpitar la energía, y el hito alimenta la esperanza de clima alentador en el rostro del legislador de la cámara alta por Morena. Este axioma, constituye el trabajo de muchísimos años, y una labor de más de 30 años de lucha social de la mano de grandes referentes como el mismo caso de Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muños Ledo y Heberto Castillo entre otros.